La mayoría de nosotros hemos crecido rodeados de influencias culturales, sociales y familiares que han moldeado nuestras creencias y valores. Sin embargo, es importante reconocer que nuestras creencias no son necesariamente verdades absolutas, y que debemos estar abiertos a cuestionarlas y examinarlas críticamente.

La reflexión sobre nuestras creencias puede ser incómoda e incluso desafiante, pero es fundamental para un crecimiento personal y una comprensión más profunda de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Si nunca cuestionamos nuestras creencias, ¿cómo podemos estar seguros de que son válidas?

Entonces, te invito a que te tomes un momento para cuestionarte: ¿por qué crees lo que crees? ¿Es una creencia informada y basada en la evidencia, o simplemente una aceptación pasiva de lo que se te ha dicho? ¿Hay alguna otra perspectiva que no hayas considerado?

Te animo a que te hagas estas preguntas y a que estés abierto/a a la posibilidad de que tus creencias puedan cambiar a medida que aprendas y crezcas. Después de todo, el verdadero conocimiento comienza con la humildad de reconocer que no lo sabemos todo. Sí quieres compartirlo adelante, aquí puedes comentarlo.

Perdón y gracias.